Yo canto para alguien
Someone like you, someone like me
Sólo como tú, oh, my sister
Todo el mundo va buscando ese lugar
Looking for paradise
Oh oh oh oh…
La búsqueda de la verdad, como la del paraíso, es otra frágil
creencia de la humanidad desde siempre. Si creemos en la Biblia, no podemos
dejar de imaginar a Adán buscando la verdad por la cual Eva le insiste en
comerse su manzana, ¿quién le habrá hablado a su mujer del tema y hasta donde
habrá llegado con el cuento? Pero claro, estaban solos en el paraíso terrenal,
bueno en realidad en el mundo (seguro, los celos son también prehistóricos), y
la excusa de su Eva fue una serpiente que se aprovechó de su curiosidad innata
para tentarla, la curiosidad de buscar siempre la verdad.
Y así desde entonces, la búsqueda de la verdad ha hecho que
la humanidad progrese, que el hombre mejore su calidad de vida, que vivamos
muchos años más y trabajemos menos, ya todo lo encontramos en el supermercado,
no hay nada que hacer en casa. Sin embargo, continuamos indagando por nuestro
origen, nuestro destino, y ya en nuestro interior, en la búsqueda de
nuestra verdad, de ese paraíso donde poder encontrar la felicidad completa, que
claro no existe, como la verdad, ya lo decía Víctor Hugo, que siempre acaba por
no conocerse.
Hace unos días leí un libro, “El circulo de los mentirosos” de Jean-Claude Carriere, cuentos
filosóficos del mundo entero”, una corta historia de origen árabe que ilustra
la imposibilidad de conocer la verdad plena, total. En algunos casos debemos
conformarnos con verdades parciales, a medias, como este hombre que muy
irritado le dice a su mujer:
-¡Te repudio si no me dices la verdad! ¿Has
robado algo de mi bolsillo?
La mujer contesta, mirándole a los ojos:
-He robado. No he robado.
El hombre reflexiona un instante. Comprende que,
de todas formas, su esposa le ha dicho la verdad, como él ha pedido.
Y se tranquiliza.
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