No debería suceder, la tecnología está por cualquier lugar,
los vehículos hace mucho dejaron de ser un lujo, por eso es inaudito ver a esta
mujer campesina de Pinchote caminando cuesta arriba con un bulto de no sé que
cosas hasta el pueblo más cercano con su espalda doblada por el peso de su carga
y de la vida cumpliendo el mismo castigo que los dioses le impusieron a
Sísifo
por desafiarlos.
Esta imagen me recuerda la película
La Fuente de Las Mujeres,
del director rumano Radu Mihăileanu (El Concierto), que narra el infortunio de
las mujeres en un pequeño pueblo del medio oriente que deben buscar agua, bajo
un sol ardiente, a la fuente que nace en lo alto de la montaña ocasionándoles
accidentes mortales y abortos mientras los hombres se quedan en los cafés
esperando solamente que pase el tiempo. Ellas imponen una huelga de sexo que
las llevara a conflictos y situaciones difíciles. Desafortunadamente la mujer
de esta fotografía no tenga quizás quien la apoye en su protesta o simplemente
cree (o le han hecho creer), como en muchos casos, que ese es su destino y su deber, el cual debe
cumplir sin chistar hasta su muerte.